La marca contaba con una estructura de identidad marcaria un poco caótica, lo cual hacía que cada una de las submarcas contara con autarquía a la hora de comunicar sus novedades.
No solo ésto, sino que alguna de estas submarcas tenían mayor penetración en el el público espectador, lo cual no quedaba del todo claro cuál era la jerarquía de la empresa, los valores de la misma y dejaba invisibles a las otras marcas.
La decisión madre para el resto del proyecto fue la de generar un sistema de recursos, tipográficos, cromáticos y de misceláneas, que permitieran ampliar el horizonte de comunicación, y asignarle a cada submarca —o necesidad puntual— un grupo particular de éstas a utilizar en sus espacios proios.
Con esta reestructuración se desarrolla una identidad más cercana con sus diferentes públicos, más liviana en cuanto a la elección de trazos, vínculos internos, etc.
De esta manera cada uno de sus canales de comunicación se ven lógicos y uniformes, y a la vez cada una de sus submarcas pueden contar con un sustento identitario con sus reglas particulares pero sobre una base sólida y continua.